Mínimo Gurméndez |
Es sabido que los médicos tienen (tenemos) un gran anecdotario de situaciones disparatadas, y que además tienen (tenemos) mucho tiempo para contarlas y aderezarlas.
Así pues es que, en un esfuerzo editorial impresionante, pretendemos seguir con esta saga médica pidiendo a todos los amigotes galenos que contribuyan a llenar la galanga.
Todas y cada una de estas anécdotas son absolutamente reales. Solo le hemos dado color y anonimato.
A quienes quieran rever toda esta saga es tan sencillo como cliquear abajo en la etiqueta Salud o buscar en el índice de contenidos (en la columna de la derecha) la consabida etiqueta.
La mujer estaba en pleno trabajo de parto, acondicionada en la camilla de partos, con sus piernas bien abiertas, pujando y pujando. La partera, tranquilizándola, le explica que no jadee tanto: se va a cansar. Para darle participación al esposo, que miraba con los ojos bien grandotes, le dice: "Mojá esta gasa con agua y humedecele los labios".
El tipo moja la gasa y se dirige prestamente a humedecer los labios.
"¡¡¡Noo!!!. ¡¡Los de la boca!!" le ataja a destiempo la partera.
"¡¡¡Noo!!! ¡¡Cambiá la gasa!!" lo vuelve a atajar.
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