por Máximo Gur Méndez
Lavenida Junior convenció a medio pueblo (literalmente) de que estábamos tan, pero tan mal que se imponía un plan de ahorro fenomenal en cada uno de nosotros.
Y que él daría el ejemplo.
Y no se hizo esperar.
Uno de los primeros anuncios es que se va a ir a vivir a la mansión presidencial de Suárez y Reyes.
Obvio. No es fácil poder sostener una familia numerosa como la de él con su único sueldo de presidente. La Loli es paisajista y no tiene mucho trabajo. Una de las salidas era achicar los gastos en luz, agua, teléfono, internet, y otros ítem. En La Tahona todos estos gastos estaban agobiando a su necesitada familia. Ahora, al mudarse a la mansión presidencial, todo ello más cocinera, mucamas, jardineros, conserjes, mantenimiento y un sinnúmero de otros trabajadores más van a correr por cuenta del Estado. Ese que Lavenida Junior juró achicar en gastos.
Y además podría alquilar la casita en La Tahona y hacerse unos manguitos más.
¡Qué lejos quedaron los despilfarradores del Taba de Bourbón o el Tete Musica que siguieron viviendo en la opulencia de antes de ser presidentes!
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