In Invernum qualqum soreteae fiumo expelent

DEFINICIÓN


galanga (diccionario de la real Academia Española)

3. f. Bacín plano con borde entrante y mango hueco, para usar en la cama.

lunes, 3 de febrero de 2020

"La reflexión del té"


por Trancazo

Es por casi todos conocida la famosa peripecia denominada “La reflexión del té” del Dr. Friedick Totta Schnauzzer, reconocido filósofo y terapeuta termal islandés, que desarrolló su obra desde fines del siglo XVIII, todo el siglo XIX y principios del XX (su sólida longevidad fue violentamente interrumpida en el transcurso de un sórdido hecho no completamente claro, que ocurrió en el cumpleaños de uno de sus varios tataranietos, cuando al  intentar recoger algún caramelo de los que se derramaron en abundancia al romperse la piñata - ese era el acto central de la celebración - fue aparentemente asfixiado bajo una descontrolada y apasionada multitud de niños, compañeros del jardín de infantes del homenajeado).

La obra del Dr. Schnauzzer es muy amplia, abarca una infinidad de asuntos y temas, aunque ha sido muy criticada por la dificultad que plantea su abordaje, pues es sumamente críptica, lo que la emparenta decididamente  con la producción del taller camboyano de autoayuda para entusiastas de la siesta natural, los jueves, el selecto “Ajate-toi-tío”. Es imposible recorrer su obra y no sentir la profunda atracción que provoca “La reflexión del té”. La cual ocurrió en las postrimerías del 1873, en Budajch, una pequeña ciudad en la Baviera Central (un poco a la derecha) que posteriormente alrededor de 1920 fue completamente abandonada por sus habitantes al comprobarse que existían vicios en su construcción original. Todos los miércoles pares, en el fastuoso salón de fiestas del club de marineros en situación de tierra de la ciudad - Budajch -, se reunían colegas y discípulos del Dr. Schnauzzer para abrevar de su sabiduría.

En aquella célebre oportunidad, la reunión había transcurrido con la solemne calma habitual, cuando, luego de una marcada y prolongada pausa en su oratoria - que se supone que el Dr. Schnauzzer realizó para convocar la plena atención de los presentes - pronunció lo que a la postre sería su mayor contribución a la disciplina que cultivaba. Dijo el Dr. Schnauzzer: “Me parece que el té está un poco frío”. Sin solución de continuidad, dejó la taza exactamente en el centro de la bandeja que estaba ubicada (¿casualidad?) precisamente en el centro de la mesa, saludó a todos con la cortesía que lo distinguía y se retiró en silencio.

Desde ese preciso instante se instaló en la comunidad académica un fecundo - y a veces más que acalorado - debate sobre los distintos niveles de significado que la proclama del Maestro contenía. La pasión, el acaloramiento en las discusiones, agitó de modo intenso lo que era hasta entonces el sereno devenir de la reflexión filosófica, solamente a veces perturbada por alguna discrepancia entre los miembros de la intelectualidad de la época, que retrospectivamente en comparación con el tsunami ideológico que provocó “La reflexión del té”,  fueron pequeñas olitas en un estanque sereno, en verano, cerca del fin de semana.

Con el objeto de consolidar las posturas en la materia, 150 años después del magno hecho, es que se resolvió la realización de un congreso internacional de 3 días en la propia ciudad de Budajch. La cantidad de ponencias presentadas abrumó a los organizadores, así como la cantidad de interesados en asistir al congreso colmó todos los alojamientos disponibles en la ciudad tanto hoteles, hostels y casas de inquilinato; tanto fue la demanda que se dispuso la instalación de un camping de alta rotatividad para la ocasión.

Desde la postura de los radicales escépticos que dudaban de la realidad objetiva de “La reflexión del té” del Dr. Schnauzzer y todas sus implicaciones físicas y metafísicas, hasta la de los advenedizos utilitarios que recorrían el Congreso repartiendo volantes estableciendo el monto de sus tarifas para votar en favor del trabajo indicado, estaban presentes todos los representantes de las más diversas corrientes de pensamiento, con su mayor exponente.

Por supuesto que la sala principal no resultó suficiente para acoger a todos los asistentes y hubo que habilitarse varias salas contiguas auxiliares para dar adecuada cabida a los interesados.

Para que todos pudieran escuchar adecuadamente, se recurrió al ingenioso recurso de dejar todas las puertas abiertas.

El transcurso del Congreso fue excelente, y requería un broche de oro como el que tuvo, que fue un vibrante discurso de cierre del presidente de la comisión organizadora del Congreso, que logró en poco más de cinco horas, hacer una apretada síntesis pero a la vez exhaustiva y profunda de las principales repercusiones académicas y sociales que  motivó “La reflexión del té”.

Pusieron una nota un tanto disonante, los tres suicidios que ocurrieron durante el discurso del cierre, pero son cosas que pasan, que se le va a hacer. La Policía no pudo precisar las causas de esos infortunados hechos y no pudo descartar ninguna posibilidad, aunque manejaron con alta probabilidad la realización de “extraños rituales paganos” así como “auto-ajustes de cuentas”.

Por supuesto que el punto culminante del Congreso fue la entrega de la medalla de oro al autor de la moción seleccionada por el jurado. Llamaron la atención dos aspectos curiosos de la moción ganadora: una fue su extensión, pues comprendió 3 volúmenes de 800 páginas cada uno (letra Arial 11, interlineado simple según las bases del Congreso) y el hecho de su seudónimo: "Teté"; muchos de los asistentes creían que el autor secreto era el mismísimo Dr. Schnauzzer, quien oportunamente había declinado categórica pero cordialmente participar en el Congreso alegando que tenía un compromiso pactado previamente para separar la ropa blanca de la de color de una institución bajo su patronazgo y no podía fallarles.

Podemos señalar, de modo muy resumido por la extensión permitida para esta nota, que la moción ganadora hace un prolijo análisis de “La reflexión del té”, sumamente fundamentado, con relevantes citas (como corresponde a este tipo de trabajos) desde Platón a Maradona, que pretende probar y sostener que el eje discursivo central de “La reflexión del té” está orientado principalmente a establecer que no era apropiada la temperatura de la infusión en ese lugar y en ese preciso momento.

No hay comentarios:

Publicar un comentario