"Nuestro país se ha caracterizado por un uso abusivo de la mala onda" comenzó diciendo el ministro de Trabajo Pablo Meares en la entrevista en exclusiva que brindó para La Galanga. Es que ese día lo agarramos de buen talante rodeado de su gente en la recorrida diaria que hace de nuestro país en el ascensor que lo deja en su oficina. "Me nutro del afecto y del cariño que me demuestran a diario ustedes, mis correligionarios de siempre" dijo sin sacarse aún el gorro de lana pues en el ascensor todavía hacía frío y éramos solo 4, contando al ministro.
En su espaciosa oficina y ya liberado de los otros dos pasajeros del ascensor que se bajaron un piso más arriba, el ministro Meares comenzó a explicarnos:
Por supuesto que al asumir el gobierno teníamos otras expectativas pero el mazazo que nos dio la pandemia no se lo deseo a nadie. Hubieron algunos pobres más, se perdieron algunos trabajos, cerraron algunas fábricas; todo eso estaba medianamente calculado que podría pasar. Y prometimos que íbamos a dejar los sueldos tan altos como se pueda y lo vamos a hacer; al menos que como estaban al principio del gobierno.
Pero les quiero comentar sobre la generación de nuevos empleos, de empleos genuinos, de ideas novedosas. ¡Se generaron cuarenta mil empleos nuevos! ¡Si, oyeron bien: 40.000; un cuatro y ... (déjeme ver) ... un cuatro y cuatro ceros!
Y se ven.
Alcanza que la gente salga a la calle para verlos.
En cada esquina, en cada semáforo hay malabaristas, equilibristas, malambo con fuego, de todo. Empleos genuinos que además hacen que la cultura se desarrolle; ¿o eso no es cultura?
Nos preocupaba mucho la ecología, la disposición de los residuos reciclables. Hoy casi cada uno de los contenedores de basura tiene un reciclador propio. Que va en bicicleta o con carrito de supermercado ... que seguramente necesitaran de otro que haga el mantenimiento!
Y, finalizando, con los que a cambio de un apoyo a su jornal diario le cuidan el vehículo ya no en el centro o en avenidas principales sino en cualquier calle de Montevideo y área metropolitana!
Y así nos despedimos del ministro de trabajo Pablo Meares, quien nos ofrecía su mejor sonrisa aunque también percibimos la mueca de seguir siendo un incomprendido.
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