por Trancazo
Se han cambiado los nombres para proteger a los inocentes ... y también a los culpables.
Luego
de una carrera sacerdotal de más de 30 años, el reverendo padre Surticho
abandonó los hábitos. Dicen que lo hizo al pie de la cama de la señora Magdalena
Sartés de Juárez apenas escuchó que el marido abría la puerta al volver del
puerto. El padre Surticho se lanzó a la calle en un santiamén (era un
religioso) desde el balcón del primer piso de la casa de los Juárez. Nadie lo
vio correr desnudo por las calles del pueblo hasta la vivienda donde se alojaba al lado de la iglesia; por la tormenta no había nadie en las calles. La misma
tormenta que impidió que saliera de puerto el barco capitaneado por el Sr. Juárez.
El
padre Surticho nunca había sido demasiado creyente hasta esa noche. A sus más
allegados, a quienes les refirió la anécdota, les dijo que se había salvado de
la furia del capitán Juárez «de milagro».
Amén
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