En La galanga no solo destacan los galenos (que habemos varios) sino personajes tan disímiles como pagadores del BPS. ¡Si! ¡Eso también existe!
Y luego de varios decenios de trabajo en esa función el anecdotario que se recolecta es tan abrumador como el hipocrático.
Todas las anécdotas son rigurosamente verídicas. Solo se omiten los nombres y apellidos para evitar tener que pagar más pensiones a la invalidez.
Aquí les presentamos la tercera entrega de Violetero, en su nueva columna.
Y por supuesto hay mucho más
REGLAMENTOS SON
REGLAMENTOS
En algunas oportunidades, cuando los
pasivos que cobran a domicilio entienden que se encuentran mejor de salud,
prefieren hacer efectivos sus haberes en Oficinas Centrales del B.P.S.
Una mañana, estaba pagando a domicilio conjuntamente con otro compañero y un pasivo le pregunta:
-Me encuentro mejor de salud, ¿cómo tengo que hacer para pedir pase para Central?
-Tiene que ir a
PROBLEMAS LOS
VIERNES
Me entregan dos recibos para abonar
en el mismo domicilio. Uno era de una mujer y el otro de un hombre. Era la
primera vez que cobrarían a domicilio y por lo tanto yo no conocía aún a esas personas.
Llego a ese domicilio; golpeo la puerta y sale una señora.
-¿Usted es María Rodríguez? - pregunto.
-Efectivamente - me contesta en forma educada.
-Soy del B.P.S. y le vengo a pagar.
-Pase, - me dice- y me abre la puerta.
Le abono su pasividad y le pregunto por la otra persona.
-Juan García es mi marido - me contesta - y agrega: -se está lavando los pies. Lo llama y el señor viene en chancletas y con sus pies recién entalcados.
Le pago al señor y me retiro.
Al mes siguiente, vuelvo a su domicilio y una vez que le abono la pasividad a la señora, pregunto por su marido y la señora me dice lo mismo que la vez anterior:
-Mi marido se está lavando los pies.
-¡Qué casualidad! - le digo - el mes pasado cuando vine, también se estaba lavando los pies.
-Sería miércoles - me retruca la señora.
-¿Es por un asunto religioso que se lava los pies los miércoles? - pregunto yo en forma incrédula.
-No - me responde la señora, se lava los pies los miércoles y se baña los sábados..
-¡Menos mal que no vine un viernes! - le respondí rápidamente.
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