Nuestros amigos de MAZDA URUGUAY, en el marco de la próxima
llegada a nuestro país de la joya de su línea de alta gama —el MAZDA CX-300—, nos
han seleccionado para la realización de un road test y la evaluación
correspondiente. Para ello, para probarlo en ciudad y en ruta hicimos un
pequeño viaje al litoral, precisamente a Paysandú y a Concordia. La idea era ya
aprovechar para visitar una magnífica zona de nuestro país y observar la capacidad
de carga del baúl y cómo se comporta el vehículo muy cargado.
El CX-300 es un auto espectacular que se distingue por la
fina ingeniería automotriz que le brinda no solo un rendimiento energético superior
sino también prestaciones que desafían la ciencia ficción, haciendo un uso
intenso de lo más avanzado en Inteligencia Artificial que en el caso de MAZDA
se denomina SAI (Sensitive Artificial Intelligence, por sus siglas en
inglés, inteligencia artificial sensible). En este
breve informe no podemos extendernos en las innumerables prestaciones que la
computadora de a bordo brinda procurando la mayor seguridad y confort tanto
para el conductor como para los pasajeros; de manera permanente, vía internet
de alta prestación la computadora recibe una gran cantidad de información del
más variado tipo (meteorológica, de tránsito, actualización de sus algoritmos
de gestión, etc.).
Solamente a título de ejemplo, describiremos una novedosa
función que, entre otras muchas, llamó nuestra atención. ¿Sabía usted que las
estadísticas mundiales de siniestros de tránsito, con heridas graves y
mortales, consignan que el 1,18% de las mismas tienen como causa principal un
mal manejo de flatulencias en el habitáculo? Seguramente no. Es un tema tabú
que oculta tal vez intereses perversos. Pero, MAZDA, a través de sus
departamentos de ingeniería, informática y responsabilidad social han dotado al
CX-300 con el módulo FMS (Flatulence Management System, sistema de gestión de
flatulencias). Mediante sensores estratégicamente dispuestos en el vehículo, el
sistema detecta de inmediato la aparición de un flato, tanto de modo cuanti
como cualitativo. Ubicado el origen en 3D del evento, de modo automático el
sistema dispone la apertura controlada de las ventanillas con una disposición
cruzada tal que asegure la más efectiva y rápida ventilación. Si esta primera
medida es suficiente, una vez que la atmósfera interior es nuevamente potable,
las ventanillas se cierran por motivos de eficiencia energética. Si los
sensores determinan que la magnitud del hecho supera ciertos límites que vienen
fijados de fábrica pero que pueden parametrizarse por el usuario (todos sabemos
que la tolerancia a estos fenómenos es subjetiva y no es lo mismo lo propio que
lo ajeno), pasa al modo que se denomina ATAQUE BIOQUÍMICO en el cual el sistema
asiste al conductor, casi de modo perentorio, para que estacione cuanto antes y
se sueltan los cinturones de seguridad y se abren todas las puertas para facilitar
la pronta evacuación. Suena una alarma advirtiendo la situación de riesgo. Una
vez que se logra la disipación segura, la alarma se detiene y se puede continuar
la marcha, con seguridad.
Si el algoritmo determina que hay varias ocurrencias con
cierta regularidad que corresponden al mismo autor, le indica de modo discreto
al conductor la posible situación peligrosa y sugiere una particular regulación
del aire acondicionado y de la ventilación cuando detecta la presencia de esa
persona.
Este maravilloso avance de la ciencia automotriz, al servicio
de la seguridad y del confort, me retrotrae a mi infancia. Recuerdo que cuando en
el viejo Chevrolet pasábamos con mis padres a buscar a la tía Carmen que viajaba
atrás en el medio con mi hermana y conmigo, apenas ella subía, bajábamos las
ventanillas.
Comentarios
Andrea V
Juassssssss! Una fineza de la ingeniería automotriz
ResponderEliminarQue avances !!! Antes había que fumarselo calladito la boca !!!!
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