El otoño del Tren Fantasma
Empieza el otoño en el Parque Rodó. Un buen lugar para pasear en media estación y llevarse un pequeño susto en algunos de sus juegos.
Por Abelardo Abelenda
Recobecos de Montevideo, el Parque Rodó
Señor, señora, ¿qué
hacer para que su hijo chico no esté tantas horas sentado frente a la tele y/o
la computadora?
Bien fácil, déle un buen susto decadente. El Tren Fantasma
del Parque Rodó le facilita la tarea por solo 40 pesos. Usted mete al gurí en
el vagoncito y mientras espera que arranque entra en clima con los gritos de alguna adolescente
que subió con el novio en el carro anterior.
Aproveche a asustarse, le queda poco. Parece que la
Intendencia de Montevideo presentó un proyecto para modificar toda la parte de
juegos. Con los tiempos de la IMM, dentro de 15 años quizás, el Tren Fantasma volará, así como los autitos chocadores y otras
“atracciones mecánicas” linderas al parque violeta.
Con pocos pesos, una torta frita, un churro relleno, una
garra o un pop acaramelado el pop, ambientan gastronómicamente la fiesta.
Después de tremendo susto, lleve al párvulo a dar una vuelta
en las siempre románticas lanchitas a pedal del lago. Si es en el atardecer
mejor. Los rayos amarillos, casi horizontales atraviesan las copas de los
árboles a ras del agua. En las islas pululan los gansos, conejos, benteveos,
gallinetas, cuervos, garzas blancas y las infaltables palomas.
Si mira con atención, puede encontrar una de las
manifestaciones más dramáticas del reino vegetal: un higuerón abrazando una
palmera hasta ahorcarla. Es como un cuento de terror. Esta especie de higuerón
es una planta áerea y parasita de las palmeras. Empieza alto, cerca de la copa.
Como una víbora va creciendo, contorneando la palmera. Cuando llega al piso
echa raíces y se potencia. Con los años termina tapando totalmente el tronco de
la palmera y la estrangula, la palmera cae y el higuerón hecha nuevas raíces, vuelve
a enderezarse y sigue creciendo imparable. Una historia de amor que termina
mal.
Señor, señora, dele la bienvenida al otoño en el segundo
parque más antiguo y el más lindo de la ciudad. Pague 30 pesitos, pedalee en el agua y busque
las dos palmeras con higuerones abrazados que hay en las islas. No se demore
mucho, hay una a la que le queda poco.
El otoño es
una segunda primavera, cuando cada hoja es una flor.
Albert Camus
El ancabezado con la línea editorial en latín es francamente fabuloso.
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