por Trancazo
Cuando
saltan las tostadas es la primera obra publicada de este joven y prometedor
autor que es Ildefonso Peláez, quien, a través de 650 páginas, en las que
mezcla una estructura novelística con elementos de ensayo político y
sociológico y chispazos de humor, junto con hondos cuestionamientos a las
situaciones de abundancia por la que atraviesan algunos millonarios
latinoamericanos, mediante escenas aparentemente inconexas de una pieza teatral
que recorre la obra. Peláez sabe que su planteo formal no es sencillo y que le exige
al lector un esfuerzo superior al que puede no estar acostumbrado,
sin embargo, lo desafía a acometer esa empresa, a acompañarlo a través de un
recorrido que no siempre se dirige a algún sitio concreto, pero lo recompensará
con la visión de un universo novedoso y fantástico que se despliega mediante
una prosa cuidada que no duda en saltar las barreras de los géneros literarios
con tal de exponer su postura artística.
La
preparación de un desayuno —concretamente de unas tostadas— es la excusa banal
y cotidiana que toma Peláez para reflexionar sobre la realidad desde diversos
ángulos que se yuxtaponen en un aparente caos y que se ordenan paulatinamente mediante
un proceso que sorprende por el empleo de una variada y colorida paleta de
recursos literarios. Las influencias de Peláez son claras y nítidas y el autor
no hace ningún esfuerzo por ocultarlas; todo lo contrario, las hace evidentes
en una suerte de respetuoso homenaje. Así, es muy fácil advertir la importancia
y el peso que ha tenido en la formación de Peláez las obras de Hemingway, García
Márquez y Maradona, entre otros.
Algunos
han pretendido ver en Cuando saltan las tostadas un manifiesto contra el
racismo, en la medida que se valora en un grado distinto el inicial pan
«blanco» que luego deviene «tostado» por influencia del medio y para el
beneficio selecto de algunos; Peláez ha negado con énfasis que esa haya sido su
intención objetiva, si bien ha dicho que las interpretaciones de los lectores
completan la obra y pueden rescatar significados que incluso para él hayan
pasado desapercibidos.
Los cuatro capítulos dedicados a la manteca, la forma de untarla superando la dificultad de la dureza que deviene de tenerla refrigerada y las decisiones pertinentes a las específicas cantidades que deben disponerse sobre cada tostada, constituyen una obra dentro de otra, tanto que podrían ser un libro de existencia independiente. Se nota que el autor nos habla desde una profunda experiencia donde los éxitos y los fracasos se mezclan por igual, para enriquecer el relato. Las precisas indicaciones sobre la fuerza que es aconsejable emplear para untar, de modo de hacerlo con eficiencia y velocidad, por un lado, pero sin llegar a quebrar el sustrato que representa el pan tostado, por el otro, son una muestra de un talento sin igual que nos alienta a esperar con ansiedad el próximo libro de Peláez. Algunas infidencias que hemos captado de la editorial indican que uno de los ejes del nuevo trabajo estaría enmarcado en las aventuras de un grupo de amigos jubilados en torno a un bidet; estaremos al tanto de esa nueva publicación.
Comentarios
Espectacular como siempre Trancazo! Sin embargo no puedo dejar de mostrar mi decepción ante la omisión- quizás involuntaria_del rol del azúcar eventual a agregar sobre la manteca. No solo faltó un análisis sobre su rol en la nutrición humana y su efecto en la epidemia de obesidad sino también en el rol del monocultivo y la revolución cubana atada a él.
Tano
Excelente prosapia, digna de un Nobel de Literatura.
Língula
Espectacular como siempre Trancazo! Sin embargo no puedo dejar de mostrar mi decepción ante la omisión- quizás involuntaria_del rol del azúcar eventual a agregar sobre la manteca. No solo faltó un análisis sobre su rol en la nutrición humana y su efecto en la epidemia de obesidad sino también en el rol del monocultivo y la revolución cubana atada a él. Tano
ResponderEliminarExcelente prosapia, digna de un Nobel de Literatura.
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