24 años atrás, mas o menos a esta hora, G se miraba en el espejo y era feliz. Al dia siguiente se casaría con el hombre de su vida.
Exitoso, buen mozo, profesional.
Vestida de blanco, iglesia de Los Carmelitas, suegros con miles de cuadras de campo.
Hoy el mismo espejo le devuelve una cara crispada. Busca que el maquillaje tape el moretón que tiñe su pómulo.
Él no es malo, me quiere, y juró por nuestros hijos que va a cambiar.
Comentarios
Excelente, como todo lo de Odoacro.
Anónimo
Y que poco hacemos por cambiar eso.
Carmiña
Excelente, como todo lo de Odoacro.
ResponderEliminarY que poco hacemos por cambiar eso.
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