Otra vez la columna permanente: La galanga es Salud
Es sabido que los médicos tienen (tenemos) un gran anecdotario de situaciones disparatadas, y que además tienen (tenemos) mucho tiempo para contarlas y aderezarlas.
Así pues es que, en un esfuerzo editorial impresionante, pretendemos seguir con esta saga médica pidiendo a todos los amigotes galenos que contribuyan a llenar la galanga.
Todas y cada una de estas anécdotas son absolutamente reales. Solo le hemos dado color y anonimato.
A quienes quieran rever toda esta saga es tan sencillo como cliquear abajo en la etiqueta Salud o buscar en el índice de contenidos (en la columna de la derecha) la consabida etiqueta (si están en la versión Web; si no entrar en ella)
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7.30 de la mañana. Sol a pleno. Calor.
Clave 1. Peatón embestido es el dato.
Llegamos a la esquina del accidente. Nada por aquí. Nada por allá. En eso una mujer sale de una casa a media cuadra haciendo señas. Al llegar observamos el portón abierto hasta la mitad, de madera a tablones verticales, con una concertina (chapa de acero cortada con flecos levantados de unos 10 cm de longitud) en el borde superior del portón.
Al entrar un auto a metro y medio del portón y al costado sobre el césped un hombre tirado, tapado con una manta quejándose.
La mujer muy nerviosa relata
“Sacaba el auto marcha atrás y… no lo vi doctor!.”
No entendí en ese momento como había ido a dar dentro del jardín el tipo. Más práctico hacer el triagge.
Tenía dos cortes lineales en región frontal y bruto chichón perilesional.
“Me duele el hombro!!!! Cómo me duele!!!” En posición antiálgica su miembro superior derecho.
Lo empaquetamos y lo subimos al móvil.
En la puerta del salón (lugar de atrás de la ambulancia donde van los pacientes NdE) la mujer me aprieta el brazo y me pregunta muy angustiada “¿Puedo viajar en la ambulancia?” Pobre vecina, pensé. “Si claro”
Ya en la unidad mientras lo examino le pregunto cómo fue el accidente.
“Casi me mata. Ayer me llevó al trabajo y llegamos media hora tarde. ¡Hoy se lleva puesto el portón mientras yo lo abría! ¡No la entiendo! “
“Perdón, ¿Ud. estaba dentro del jardín? Pensé que venía x la vereda y el auto lo había embestido“
“¡No doctor! Fue mi esposa que chocó al portón, este se torció y me golpeó en la cabeza con los pinchos y en el hombro. ¡Mi propia esposa!”
Luego del ex físico, la vía y la analgesia de rigor la mujer subió al móvil junto a su marido. “Le juro que no lo vi“ repetía una y otra vez.
El auto con todo quedó entero. Apenas un rayón en el paragolpes.
Era un Renault-Twingo.
Comentarios
Amores que matan!!!
Silvia Ferrín
Silvia Ferrín
Amores que matan !!!
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