por Mínimo Gurméndez
El otro día, en un procedimiento básico de inteligencia policial, se hizo un allanamiento en la casa de un importante empresario, que también es coleccionista de armas.
Como coleccionista que es tenía muchas armas de fuego: 1.300. La inmensa mayoría no debidamente registradas. La gran mayoría sin los recaudos de seguridad necesarios. Muchas, muchísimas armas, de características propias de una guerra de altísimo poder.
Pero eso no es lo que quiero comentar.
Lo que me llamó la atención es que el presidente del Supremo Corte a la Justicia, amigo personal del allanado según refirió a la prensa, fue a acompañarlo en el momento del allanamiento. "Soy amigo personal de él, está enfermo y ahora preocupado por lo que le está pasando. ¿Cómo no iba a venir a visitarlo? ¿Dónde está escrito que yo no puedo visitar a mis amigos?"
Y tiene razón. Pero me asaltan otras dudas.
¿Uds. creen que si yo voy a visitar a algún amigo en pleno allanamiento de su casa (en medio de un arsenal más grande que muchas comisarías juntas) me dejaban entrar?
Claro; él es el Presidente del Supremo Corte a la Justicia.
Entonces precisamente por ello no debía haberse acercado, para evitar ser tomado como un acto de coerción a quien quiera sentirlo así (como por ejemplo el juez actuante)
Por mucho menos que eso (por estar en la vereda de una Marcha del Silencio de un 20 de mayo) la zumbaron a la Jueza Motta.
Es que todos somos casi iguales ante la Ley
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