por Mínimo Gurméndez
Siempre he pensado que hay oficios más duros que otros. Al principio decía que los recolectores de basura, que iban corriendo atrás del camión pestilente, tirando pa'dentro bolsas y tachos con basura, con sol o con lluvia, era un oficio duro. Esos recolectores casi se terminaron.
Mejor.
También me pareció que el que venía a destaparte la grasera o la cámara séptica porque se había tapado también era duro. Cuando me di cuenta que el cirujano dos por tres más o menos hacía lo mismo le perdí un poco de conmiseración.
Últimamente pienso que un oficio duro es el maquillista de películas porno. Mirá que hay que estar allí, meta darle brillo con un pincelito y " 'perá, sacá que retoco" debe de ser duro.
Pero con la visita de Tete Musica a Obama me di cuenta que hay otros oficios tanto o más duros de lo que creía.
¿Qué otra cosa puede ser sinó el oficio de traductor? ¿Alguien puede imaginarse lo que debe ser el o la fulana que le tocó traducir del lunfardo al inglés técnico cualquiera de las entrevistas o discursos de nuestro Tete Musica?
Gloria a ellos pues.
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