La frase del viernes. Por Abelardo Abelenda
Para todos los uruguayos la implosión del cilindro no pasa desadvertida. Para los amantes del basquetbol es muy fuerte, para que se entienda: es como si a los futboleros les demolieran el Estadio Centenario.
Para todos los uruguayos la implosión del cilindro no pasa desadvertida. Para los amantes del basquetbol es muy fuerte, para que se entienda: es como si a los futboleros les demolieran el Estadio Centenario.
El cilindro significa liguillas, mundiales y sudamericanos. Para los niños era un sueño poder jugar algún día en él. Entrecerrando los ojos se puede escuchar el clásico cha-cha-cha
Uru-guay retumbando en un solo grito de 17 mil gargantas dando vueltas en círculo.
Recuerdo el sudamericano de mayores que ganamos a Brasil por 10 puntos
en el año ‘80 y el de juveniles en el ‘81. En esa época los jugadores de
formativas teníamos entradas gratis a la tribuna y saltabamos por los muros de
los baños para llegar a la platea, bien cerca de nuestros ídolos.
El cilindro también tiene su historia oscura, fue cárcel en los
comienzos de la dictadura. Para la generación 84 de la Universidad de la
República trae recuerdos de exámenes y parciales multitudinarios en sus gradas
vacías, frías, con los alumnos separados rigurosamente cada 2 metros para que
no copien, con respuestas múltiple opción, nivel
académico bien bajo, símbolo de un proceso en decadencia.
Para los que tuvimos la suerte de jugar y practicar en él, la
demolición se siente en carne propia.
Le pregunté a varias personas que recuerdos les trae el cilindro. Me
quedo con la historia de Alberto, un viejo amigo de Bohemios. Se acordó de su primera práctica en el primero del equipo
albimarrón arrasador de la década del ‘80. Alberto venía de salir campeón de
menores y con 16 años lo ascendieron al primero para jugar la liguilla. Las prácticas eran en
el cilindro, ya que el club estuvo durante años reformando su gimnasio. En esa
época tenía media selección uruguaya: Peinado, Pierri, el norteamericano Larry
Petit, Fratini, el Tato, Pagani, Pereira.
El técnico lo pone 5 minutos al final de la práctica, en la primer
pelota que le pasan se encuentra solo en ataque rápido. Abajo del aro divisó una mole morena: Larry Petit con los
brazos agazapados para ir arriba a meterle un hermoso “gorro”. Dos metros y 120
kilos esperándolo mano a mano. Alberto le hace una bandeja de frente bien
‘llovidita’, Larry saltó estiró los brazos pero no llegó y la pelota entró
sequita. Fueron 18 segundos de goce
íntimo, con una sonrisa disimuló un pequeño dolor en la rodilla.
Esa fue su primera y la última práctica con el primero. Ya estaba lesionado
hacía unos meses. Al día siguiente el doctor estudia una placa y le dice: ‘No
practiques más hasta que no veamos bien que tenés’. Vinieron varios meses de estudios, fisioterapia y mucho tiempo parado.
La lucha por volver a ser él mismo duró muchos años, hasta que se cansó y largó
el basquetbol.
Pasó
el tiempo, aceptó su “nueva” rodilla y procesó la lesión. Se arrimó al
maxi-basquetbol y se le abrió un mundo nuevo. Retomó el juego, pero con
otra cabeza: amigos, tercer tiempo, viajes,
derrotas, campeonatos, pasión y una pata de palo con la marca indeleble
de una herida cicatrizada.
Una cicatriz no muy diferente a la que llevamos todos -más temprano o
más tarde-, en alguna parte del cuerpo, testimonio de los avatares del camino.
Hoy viernes 9 de mayo a las 13 horas, a Alberto le va a doler un
poquito la vieja cicatriz, solo durante 18 segundos.
¡Chau viejo y querido Cilindro, bienvenido nuevo Antel Arena!
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Esta crónica va dedicada al profe Carlos Arruti, al “Roco” Sosa que se lesionó de la rodilla en el reciente panamericano de maxi basquetbol de Perú y a los veteranos mayores de 75 años que obtuvieron la medalla de plata, acompañados de sus reumas y sus artrosis, siempre con las ganas de jugar intactas.
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Para acompañar la implosión va un tema de Mercedes Sosa
Vamos, decime, contame
Todo lo que a vos te está pasando ahora
Porque sino cuando está el alma sóla llora
Hay que sacarlo todo afuera, como la primavera
Nadie quiere que adentro algo se muera
Hablar mirándose a los ojos
Sacar lo que se puede afuera
Para que adentro nazcan cosas nuevas
Todo lo que a vos te está pasando ahora
Porque sino cuando está el alma sóla llora
Hay que sacarlo todo afuera, como la primavera
Nadie quiere que adentro algo se muera
Hablar mirándose a los ojos
Sacar lo que se puede afuera
Para que adentro nazcan cosas nuevas
Soy Pan, Soy Paz, Soy Más, interpretado por Mercedes Sosa
Comentarios
Excelente y muy sentido.
Violetero
Excelente y muy sentido.
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