Fue así que empezamos a re-escribirlos y si Uds. son tan amables, podrán leerlos cliqueando en la etiqueta que aparece al final -> La Galanga Infantil.
Esta vez nos metemos con una fábula escrita por Esopo, luego tomada (no plagiada; todavía no se creía en los plagios porque aún no se pagaban derechos editoriales) por La Fontaine y hoy por La Galanga
Hoy, para La Galanga Infantil: La liebre y la tortuga.
En el medio de nuestro campo los animales vivían juntos sin preocuparse para nada por el otro: cada uno tenía su propio depredador como para andar haciéndose problema por los demás. Dos de ellos se conocían desde hacía mucho tiempo: la tortuga y la liebre. La tortuga ya era bien adulta cuando había nacido la liebre: cualquier abombado sabe que una tortuga vive mucho, muchísimo más que una liebre.
La cuestión es que esta liebre era bastante fanfarrona y le hinchaba las bolas a todo el mundo con su velocidad. "Que yo levanto polvareda cuando paso", "que pego las curvas tan rápido que las enderezo", "que no ha nacido el galgo pedorro que me pueda alcanzar".
Un día, que la tortuga se había levantado con el caparazón más arrugado que de costumbre (se dice que cuando la tortuga está de mal humor le pasa eso) no la aguantó más y le dijo, muy suelta de cuerpo (a pesar de que el caparazón es un obstáculo para dicho menester):
- Mirá, liebre; a todos nos tenés hasta acá con tu velocidad! Como si la rapidez fuera tan importante. ¿Qué tenés, eyaculación precoz? Cualquiera de nosotros te puede dar flor de paliza en una carrera. ¿O te creés favorita? ¡Mirá lo que le pasó a la selección de Brasil que en mayores se comieron 7 pepinos de Alemania y en sub 20 ni clasificaron! Te apuesto dos cosechas de zanahorias (esa era la moneda oficial en el campo en ese momento) a que llego antes que vos a la meta.
La liebre largó una carcajada que le hicieron doler los ijares que hasta tuvo que pedir fisioterapia previa.
- Te apuesto lo que quieras - respondió desafiante y segura.
Todo quedó para el domingo de mañana, que hay menos tránsito en el campo.
Se juntaron casi todos los animales del campo y algunos de la ciudad. Vinieron cronistas deportivos y hasta Tenfield quiso tener los derechos exclusivos.
Un Hornero, que era oficial albañil, dio la orden de largada.
La liebre salió a toda velocidad que le hizo comer polvo a la pobre tortuga.
A los dos o tres minutos la liebre se había perdido en el horizonte y la tortuga apenas había avanzado un par de metros.
Cuando la liebre miró para atrás la tortuga era apenas un puntito marrón.
La liebre se empezó a cagar de la risa y detuvo la carrera. Sobrada de tiempo se desvió del camino y se fue a visitar una novia que tenía. Se tomaron unas copas, comieron alguna picadita y se fueron a hacer la porquería, eso que no le decimos a los niños que existe pero que ellos nos pueden explicar con lujo de detalles. Con el vino que tomó y el ajetreo del sexo las liebres se quedaron dormidas haciendo cucharita. La tal siesta se mandaron porque cuando la liebre se despertó era por los gritos de los animales al ver a la tortuga a escasos centímetros de la línea de la meta.
Por más que la liebre metió pata a toda velocidad llegó cuando la tortuga ya había estirado el cogote y salido en la foto de la línea final.
¡Un bajón la liebre...!
Solo que en la prueba de antidopping a la tortuga le dio positivo una rúcula que había comido la noche anterior y el jurado le quitó la medalla y se la dio a la liebre.
Y esta fábula se mezcla con otro refrán que dice algo así: "El Diablo sabe por diablo; pero además ayuda a sus amigos".
Glosario
hinchaba las bolas: molestaba
pedorro: de baja calidad
pepinos: goles
Tenfield: Empresa de espectáculos televisivos uruguayos que tiene derechos exclusivos en el fóbal, el básquetbol, el carnaval y otros. Solo La Galanga se escapa
haciendo cucharita: posición para después de tener sexo. Si no sabés preguntale a cualquier chiquilín
cogote: pescuezo
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