Así que, cuando pudo, se instaló por su cuenta.
¡Él y su esposa estaban tan contentos...!
Como el sacrificio había sido de ambos casi por igual, el tipo le pide a su esposa:
- Gordi; me gustaría que vos eligieras el nombre del negocio.
- Ay! ¿Y cómo le pongo?
- Ponele lo que más te guste.
Hoy, a la vista de los hechos, no debe de haber sido la mejor opción.
No hay comentarios:
Publicar un comentario