Las
personas afectadas por esta condición no pueden hacer una vida plena, pues es
una condición invalidante y restrictiva; suelen tener problemas en el trabajo y
en las relaciones sociales. Según la intensidad de la condición, algunos de los
afectados tienen impulsos que pueden ser de frecuencia mensual hasta cuadros
agudos que tienen varios ataques por día.
Hay
pocas investigaciones en el mundo sobre esta condición debido a su rareza; se
destacan los estudios de la provincia de Lamben, Polonia donde este trastorno
afecta a un número significativo de la población. Aún no se sabe si hay componentes
genéticos para su prevalencia, condiciones ambientales o alimenticias; la
mayoría de los investigadores opinan que su manifestación es multicausal. Hay
casos de todas las edades, sexos y condiciones sociales; no se han detectado incidencia
en la población pelirroja, lo que resulta un misterio.
Además
de los inconvenientes directos que experimentan estas personas, también está el
rechazo que sufren por la incomprensión de la comunidad. La semana pasada, Juan
(nombre ficticio para proteger la identidad del afectado), quien sufre desde
hace tres años esta condición y se trata en nuestra ONG, fue víctima de un atentado.
Uno de los vecinos del edificio donde vive Juan electrificó el picaporte de su
apartamento y Juan además de un intenso colapso nervioso recibió quemaduras de
2° grado en su lengua y labios, de las que se está recuperando.
Si usted conoce a alguien que tenga
una compulsión obsesiva por lamer pestillos, picaportes o timbres, no dude en contactarnos,
podemos ayudar.
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