por Trancazo
—¡Buenos
días! Soy María Cristina Doyenart, para consulta con el Dr. Rietzlig del 602 —
le dijo al micrófono del portero remoto del edificio.
—Buenos días, señora. ¿Me puede repetir su nombre, por favor?
—María Cristina Doyenart. Apúrese señorita, porque le estoy llegando tarde al doctor y siempre está muy apurado.
—Discúlpeme señora por la demora, pero según nuestro registro de visitantes, usted ingresó al edificio hace 15 minutos.
—¡Ay! ¡No sabe la alegría que me da! Estaba muy preocupada porque pensé que estaba llegando tarde, pero si usted me dice que llegué hace un rato, me quedo tranquila. ¡Muchas gracias, señorita! Buenas tardes.
—Buenas tardes, señora.
—Buenos días, señora. ¿Me puede repetir su nombre, por favor?
—María Cristina Doyenart. Apúrese señorita, porque le estoy llegando tarde al doctor y siempre está muy apurado.
—Discúlpeme señora por la demora, pero según nuestro registro de visitantes, usted ingresó al edificio hace 15 minutos.
—¡Ay! ¡No sabe la alegría que me da! Estaba muy preocupada porque pensé que estaba llegando tarde, pero si usted me dice que llegué hace un rato, me quedo tranquila. ¡Muchas gracias, señorita! Buenas tardes.
—Buenas tardes, señora.
Según quedó grabado en la cámara de portería, la señora Doyenart ingresó a las 14:57 —tenía hora para su consulta a las 15 horas— y luego se presentó nuevamente a las 15:14; mantuvo el diálogo anterior con Jacinta Rodríguez —encargada del servicio de portería remoto del edificio— y se retiró, sin ingresar.
No hay
ningún registro de que la señora Doyenart haya salido del edificio y la asistente
del doctor Rietzlig declaró que la señora no se presentó a la consulta. Los
hijos de la señora Doyenart fueron quienes presentaron la denuncia por la
desaparición de su madre. En el expediente de fiscalía figura la declaración
del doctor Rietzlig, psiquiatra, quien se amparó en el secreto profesional y se
negó a dar detalles específicos de la condición de la señora Doyenart. También
consta en el mismo expediente que los policías que lo interrogaron indicaron
que «el doctor estaba muy tranquilo, demasiado tranquilo, aunque en dos
oportunidades se equivocó y se refirió a “las señoras (en plural)”». El doctor
Rietzlig es un famoso psiquiatra que se dedica principalmente a trastornos de personalidad
múltiple.
Los hijos de la señora Doyenart no pierden esperanza, insisten en la búsqueda y están seguros de que algún día volverán a tener a su madre. Por lo menos a una de ellas.
Los hijos de la señora Doyenart no pierden esperanza, insisten en la búsqueda y están seguros de que algún día volverán a tener a su madre. Por lo menos a una de ellas.
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Del libro de dudosa aparición No me lo contaron, colección de relatos y microrrelatos sobre casos completamente no verídicos, aproximadamente.
Del libro de dudosa aparición No me lo contaron, colección de relatos y microrrelatos sobre casos completamente no verídicos, aproximadamente.
Comentarios
Por lo que me toca , con la que tengo estoy bien Dos iguales sería duro Excelente texto
Anónimo
Por lo que me toca , con la que tengo estoy bien Dos iguales sería duro Excelente texto
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