La madre era muy jovencita cuando la tuvo.
Parece que la confusión surgió en la sala de partos, cuando ella preguntó,
posiblemente preocupada por las consecuencias del parto «si le quedaría la
cicatriz». Resulta que entendieron que ella estaba preocupada por la tenencia
de la criatura que recién había dado a luz y si se la iban a quitar o si se
quedaría con ella. Por un lado, calmaron a la joven madre y por otro, hicieron
una anotación que luego llegó al Registro. Ese día nació una hermosa bebita de
casi tres kilos y medio, hija de una joven madre soltera, anotada con el nombre de Cicatriz Rodríguez Acuña.
Del libro de dudosa
aparición No me lo contaron, colección de relatos y microrrelatos sobre casos
completamente no verídicos, aproximadamente.
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