Creo que muchos de Uds. tienen el mismo problema que muchos de nosotros (el mío, particularmente): tratamos de terminar en 15 días lo que no pudimos hacer en 10 meses. Además, seguramente sin quererlo, las cosas se complican o vienen complicadas de entrada. Por eso me siento como el mismísimo Papá Noel, que en una sola noche y armado solo con un trineo pedorro tirado por unos renos comunes y corrientes, quiere visitar la casa de todos los niños del planeta.
Bah! Todos no. Los niños del mundo occidental y cristiano.
Bah! Tampoco. Los niños del mundo occidental o no, pero si cristiano, pero que además tengan un pasar económico más holgado que los chiquilines de África o de los campos de refugiados de Oriente Medio.
La cuestión es que el barbudo ese (además: obeso) pretende darse la vuelta al mundo en las 24 horas que le permita el cambio de huso horario (¡y nosotros con la hora adelantada!) de esta noche buena.
No va a poder. Algún gurí le va a quedar sin regalo.
Por eso cuando lo veo a él me parece que lo mío es una pequeña minucia sin sentido.
Pero además, cuando veo a alguno/as amigote/as que, por razones tan diversas están pasando por un momento bien espeso, allí (y solo allí) me doy cuenta que, si somos bichos racionales, los que estamos como yo no nos podemos quejar de nada.
Así que Feliz Navidá para todos.
A disfrutar de cada momento.
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