Eso de impartir Justicia nunca fue fácil. La mayor parte de las veces lo que hacen los jueces es juzgar si alguien cumplió o no las normas o leyes, no si es justo lo que se está resolviendo.
El juez de una causa (como el línea que levanta la bandera en un offside - orsai para nosotros) dice que vos le pegaste dos tiros a otro, nunca si el tipo se los merecía o no.
Pero en Derechos Humanos las cosas son superlativamente más vidriosas.
Allí hay que juzgar sobre leyes que son mucho más generales, como el Derecho a la Vida o el Derecho a la Vivienda o a la Salud; o a ser tratado como Igual a otros.
Lo que sí no me entra por ningún lado en mi magro entendimiento de las cosas es que se pueda juzgar con parámetros diferentes los mismos delitos.
Pálidos y Bermellones han puesto muchas veces el grito en el cielo por la escalada de la delincuencia que, dicen, campea en estas épocas (¡¡Renunciá Boboni!!). Y tratan de mejorarlo metiendo en cana precozmente a los que infrinjan las leyes; cuanto más jóvenes mejor. Si es posible, antes de haber nacido, dependiendo de quienes sean sus padres.
Foto alcanzada por Luli |
Si eso lo hace una patota del Borro los perseguirán y condenarán y pedirán más penas y tratarán de que así no se repita.
Si eso lo hizo una patota policial - militar durante una dictadura tratarán de demostrar que el delito expiró, la pretensión punitiva caducó y que hay que dar vuelta la página.
No es fácil juzgar; y mucho menos ser justo. Lo que parece aún más difícil es ser ecuánime.
Algo huele mal en el Supremo Corte a la Justicia |
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