por Trancazo
Son cosas que pasan.
No solo la familia, sino los amigos y los vecinos del barrio estaban desconsolados
por la pérdida repentina de Manuel. Nadie se lo esperaba. Todos los comentarios
previos eran de que se trataba de una operación muy simple, inevitable, pero sencilla.
Resultó que una mañana como tantas, cuando Manuel se bajó de la camioneta para abrir la portera del camino
principal que da para el casco, se tropezó con una piedra suelta. Tuvo tan mala
fortuna que se le encajó el pie izquierdo en el paso canadiense, esos tirantes que
se colocan en las porteras para evitar la salida del ganado. Parece que ahí debajo
habían dejado durante la construcción un fierro de punta que le atravesó la bota
y le destrozó un dedo. Lo llevaron a Manuel hasta la clínica para curarlo. El doctor
hizo lo que pudo, pero estableció que el dedo no se podía salvar y que había que
cortarlo. No iba a tener luego dificultades serias para caminar y la recuperación
sería total. El propio Manuel autorizó la intervención.
La investigación
concluyó que el incidente ocurrió al hacer la limpieza del quirófano por parte de
los ayudantes del médico. Dicen que entendieron así la orden y descartaron como
residuo hospitalario a Manuel en vez del dedo. Son cosas que pasan.
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