¿Se estará pasteurizando?
Invierno
por Jonathan Rodríguez
Anoche golpeó el invierno.
Era un iglú el rancho mío.
Tuve que dar mil batallas
en la guerra contra el frío.
Un matecito caliente
que aporte calores nuevos.
Hirvió bien, chupé de golpe
y me quemé hasta los intestinos
gruesos que son
los que vienen
después de los delgados,
así que fíjense
ustedes hasta dónde.
Me fui a poner calzoncillos
largos, que son bien calientes.
Me enredé, me fui de boca,
me golpeé y perdí tres dientes.
Calentador para cama,
eléctrico, ¡qué notable!
¿Por qué no lo estaba usando?
Sí... Un problemita en el cable.
"El que no arriesga no gana
y el que no busca no
alcanza".
Le puse cinta aisladora
y lo enchufé con confianza.
Me dio más patadas, loco,
-maldigo mi mente terca-
que Chuck Norris enojado,
acorralado y de merca.
Dos acolchados ayudan
y yo usaba uno solito.
Saqué a relucir el viejo
que lo tenía guardadito.
Me revolvió aquel aroma
a viejo, que es como a pis.
Vomité mucho por boca
y algún chorro por nariz.
Un té podría ayudarme,
aunque el té no sea lo mío.
Esta vez estaría bueno
pa' la digestión y el frío
Mas beber no fue posible
-mi entusiasmo fue muy corto-:
me había quemao con el mate
desde la lengua hasta el
intestino grueso que
ya
explicamos dónde queda.
Temblequeando, desdentado,
asqueao, quemao, dolorido...
El frío me seguía empujando
a no darme por vencido.
Improvisé una estufita
con leña y papel de diario.
Se me incendió la cortina,
la cómoda y el armario.
Los bomberos me llevaron
de urgencia hasta el hospital.
Oí que uno de ellos decía:
"este hombre esta muy
mal".
Ahora me siento cuidado:,
suero, oxígeno, inyección,
cama, chata y como llapa
potente calefacción.
Sorpresas te da la vida,
porque de hecho lo peor
no es ni el dolor ni las llagas:
es que me ahogo de calor.
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