por Máximo Gur Méndez
Uno cree que por leer y/o escribir en La galanga está vacunado contra cualquier surrealismo.
No.
La hipocresía, la idiotez, el "no-te-puedo-creer" siempre desborda la más febril imaginación. La frase La realidad puede con cualquier fantasía tendría que estar escrita en alguna bandera como Libertad o Muerte.
Y todo esto porque se van aquietando las aguas del desbole sanducero y queda flotando lo verdadero, es decir: el hijoputismo.
Para los desprevenidos o extranjeros: en Paysandú, importantísima ciudad del norte uruguayo, venían siguiendo a un conocido fiestero. El tipo hacía fiestas donde había prostitución, drogas, alcohol y donde las más de las veces las prostitutas no pasaban los 17 años. Una joyita. Lo tenían bajo vigilancia y la última fiesta fue en una casa, propiedad de la comuna sanducera, que la Intendencia alquila para fiestas infantiles (como no podía ser de otra manera).
Como no consiguieron una orden de allanamiento la policía se puso a la salida y a medida que salían, iban cayendo. Uno de los primeros en caer fue De Los Santos, un conocidísimo abogado de Paysandú con altísimo cargo político (el Nº2 de la Intendencia). Al señor en cuestión solo se le encontró que iba en su auto con la encargada municipal de dicha casa y una menor, que conducía con una espirometría para alcohol de 1,80 (máximo permitido para manejar: 0,30), y que mandó a la policía a cumplir con su deber en serio persiguiendo delincuentes y no a él, probo ciudadano sanducero.
Acá empieza la hipocresía.
Las declaraciones del señor abogado (el Nº2) no tienen desperdicio, si las hubiéramos querido crear para adornar La galanga no nos hubiera quedado tan bien. Por supuesto que él no tenía nada que ver; lo habían invitado a un asado, él se había tomado algunos whisky y cuando empezó a sospechar que la cosa era rara resolvió irse para su casa. Eso sí: como es bien gaucho solidario iba a llevar a la casa a la encargada municipal (que era la que cuidaba las instalaciones de la casa: "Che, cuidado con la cristalería", "No, arriba de la mesa no") y a una de las menores (según él menor hasta dentro de bien poco pues cumplía los 18 en poco tiempo).
Sus correligionarios pálidos se indignaron un poquito y dijeron que le habían aceptado la renuncia y 'tá! Un error lo puede cometer cualquiera. Es más: el mentado fiestero antes de ser Nº2 de la Intendencia pálida había sido edil bermellón (hace casi 15 años) así que andá a reclamarle a Bordaybarre. Lo van a pasar a Comisión de Ética porque había usado una casa municipal para fiestas.
Ahora quiero hacer algunas preguntas:
¿Qué hubiera pasado si el fiestero, en vez de ser el Nº2 de la intendencia pálida de Paysandú, hubiera sido el Nº2 de la fondoangostista de Rocha o, peor aún, de Montevideo? ¿Los diarios de circulación nacional como el nunca bien ponderado El País hicieron destaque de esa noticia que, por el morbo que trae implícita, tanto les gusta? ¿Los diputados y senadores que tan prestamente se indignan porque el Tete se cagaba de frío y se puso una campera militar venezolana, se indigna por este 'joputa que andaba de fiesta con menores, cocaína, alcohol y lo que quieras? ¿Lo importante es que él consiguió la casa municipal para la fiesta o lo que son esas fiestas? ¿Es esto una comprobación más de la necesidad de bajar la edad de imputabilidad a 15 años? Capaz que De Los Santos era un soretito desde chico y lo habrían mandado en cana antes. O capaz que podríamos mandar en cana a las menores que ejercían la prostitución con menos de 18 años.
Al fin y al cabo es para pensar: el Nº2 les decía a la policía que se dedicaran a buscar delincuentes. Él no es un delincuente, tuvo un error.
Me gustaría creer que los del fondoangosto no andan en esas cosas y que a los pálidos o bermellones se les perdona más. Qué lástima! no pasa por el color, la hipocresía no tiene color!
ResponderEliminarSi no, lo de Lugo, lo de Daniel Ortega que nadie dice nada!!! El cristal con lo que se miran estas situaciones es muy cómplice, opaco, y maleable.
No pasa por el color! Qué lástima!!
Carina
Estimada lectora: creo firmemente sí que la hipocresía tiene color. Lo que no tiene color es el delito o la maldad humana. Creo que los grandes medios miraron para el costado, hipócritamente, porque seguramente es más fácil que ellos (o los por ellos palanqueados) cometan esos delitos a que deje de hacer frío en invierno.
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