Hace un par de semanas murió Paco de Lucía, de los máximos exponentes del flamenco de todos los tiempos, responsable junto con Camarón de la Isla de la difusión a nivel mundial de la música y la cultura gitanas.
A Paco lo conocí por los años ochenta, me acompaño por mucho tiempo en largas caminatas, corridas y bicicleteadas. Yo no tenía idea de lo que era el flamenco, el no se si tenía idea del Uruguay. Paco iba arrolladito adentro de un cassette. Cada tanto lo ponía en el walkman y divagábamos por la penillanura suavemente ondulada. Ninguno de los dos hablaba, el tocaba la guitarra, acompañado por un bongó, yo lo escuchaba y pedaleba. Paco me daba aliento para seguir. Una vez junto a la "flaca" -mi bicicleta de aquellos años-, nos fuimos dejando llevar; con una carpita y 3 petates y fuimos felices. Bordeando el Río de la Plata y el Uruguay llegamos hasta Salto.
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Por los años 60 Paco empezó a mostrar el flamenco al mundo, lo sacó del gueto y lo fusionó con otras músicas. Hasta ese momento la percusión flamenca consistía fundamentalmente en palmas y golpes de los nudillos de los dedos contra una mesa. El incorporó el bongó y luego de una gira latinoamericana en los 70 incluyó al cajón peruano. A tal punto se adoptó su innovación que hoy día mucha gente le llama cajón "flamenco", olvidando su origen americano.
Tocó en los grandes teatros del mundo. En su tierra fue discriminado, solo cuando se hizo famoso "afuera" fue aceptado y pudo tocar en el Teatro Real de Madrid.
En una entrevista que pasaron por Emisora del Sur el día de su muerte, Paco contaba que cuando empezó, con hambre y muchas ganas, todo le fue más fácil. Cuando estaba en la cima, se complicó para sostenerse y superarse.
"La barriga se sacia rápido, el espíritu es insaciable."
Como todo genio, mantenía con una relación apasionada con su arte y con su instrumento.
"La guitarra, una hija de la gran puta. Me come el coco"
"Hay una relación ahí entre devoción y odio... Depende de tantas cosas: del estado de ánimo, del equilibrio emocional en ese momento... Para tocar muy bien o como una mierda".
Luego de su muerte estuve revolviendo una vieja caja. Enconté y volví a escuchar aquel cassette TDK, que milagrosamente todavía funciona. La cinta empezó a girar, se abrieron nuevamente los caminos, el viento nos dió en la cara, el sonido crujiente del pedregullo debajo las ruedas nos hizo libres y volvimos a devorar juntos cientos de kilómetros.
¡Gracias Paco!
Por tu duende, tu música y tu compañía sin palabras.
Concierto de Aranjuez. Adaggio
Junto con Camarón por bulerías.
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