Para expiar mis herejías los Gur Mendez me enviaron nada menos que a Salt Lake City, Utah. ¡Y que razón tuvieron! Aquí me he imbuido de un sentimiento de adoración por la gloria de la naturaleza. Claramente ahora entiendo que tras 2 milenios en los que el Mesías (que iba a volver enseguida y no lo hizo), finalmente envió al Ángel Moroni el cual le mostró unas tabletas de oro escritas en antiguos caracteres egipcios a Joseph Smith. Cuando por el Río de la Plata Artigas insistía en crear una federación y sacar a los españoles de la troya, aquí sucedía eso. Luego bajó San Juan el Bautista y le transmitió a Smith el poder del bautismo. No puedo creer que aún exista gente que niega la veracidad de estas historias tan verosímiles.
Solo me queda una duda: un ser tan poderoso ¿no podría haber elegido un ángel con un nombre mas chic? Moroni parece el nombre de un primo lejano mio o del Tano peluquero de la esquina.
Y mas desconcertante aún: en lugar de a Joseph Smith (el equivalente de Pepe Garcia o José Gonzalez), ¿no se podría haber revelado a William Mc Kinley Durrington o John Winston Mc. Lennon, o a Sir Wilberforce Gloucestershire? Digo, como herramienta de marketing.
En fin, mientras pondero y sopeso estas dudas, contemplen el Tabernáculo y Templo en Temple Square*, Salt Lake City, y manden cartas.
* La arquitectura es obra del Hombre y digna de admiración.
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