martes, 27 de septiembre de 2022

El que sabe, sabe ...

por Máximo Gur Méndez

La Galanga nació hace ya más de 10 años y nunca, pero nunca mismo, pensé que íbamos a tener tanto de que escribir.

Es que no hay día en que por una cosa o por la otra aparezca la noticia perfecta para que nuestra ironía se luzca.

Solo que ahora queda firmemente demostrado que la realidad es mucho más imaginaria y fantástica que la más fantástica de las imaginaciones.

Por eso ayer, cuando al princeso recién llegado de sus vacaciones de padre divorciado, lo veo y escucho en conferencia de prensa de que no estaba enterado de nada sobre el jefe de su custodia, me cayó la ficha de que en La Galanga vamos a tener que esmerarnos, porque no nos será fácil hacer creer a la gente que todo esto NO es verdad absoluta.

Es que en una conferencia de prensa con todas las garantías de que no se le iba a preguntar nada incómodo, al mejor estilo de las iniciales de la pandemia del cobicho y el GARCH, que el princeso y Líder Mundial no haya podido decir otra cosa que no sabía nada de este tipo ... es jodido mismo.

Porque el princeso no sabía de las actividades delictivas de ahora ... pero parece que tampoco sabía de las actividades por las que fue indagado en más de 20 (¡veinte!) causas desde el 2003 a la fecha.

Pero tampoco sabía nada de Marset y su pasaporte express.

Ni de las 4 toneladas de cocaína encontradas en Alemania de su correligionario Mutio.

O de la novia de su ministro de Edukasión Pablo Da Chiflera, especialista en lavados.

Tampoco sabía de los antecedentes penales precisamente en contrabando del encargado de negocios de nuestra embajada en Argentina.

Ni de que no iba a ser buena cosa apoyar al presidente del BID que apoyó (en contra de todos los demás y para quedar bien con el pato Donald Tramp) que resultó ser corrupto y pagar con aumentos del 45% de sueldo a su amante.

Ni sabía que los Servicios siguen espiando (por ejemplo a Gabriel Pereyra), ni que una ONG solo conocida por ellos ganó licitaciones por 10 millones de dólares, ni que ...

El que sabe, sabe.

Y el que no sabe es princeso.