La huída

por el Turco

La casa es de altos. La mañana pinta linda, el sol comienza a entibiar el living. Mientras apronto el mate, Brad desayuna su yogur con frutas mientras mira a la calle por la puerta ventana que da al balcón. Se lo nota preocupado. Laura, mi hija, termina su café con leche mientras lee una vez más la escena final de “Sueño de una noche de verano” que más tarde ensayará en la Facultad. El ruido del tránsito me dificulta la escucha del último disco de Zaz que hace una semana repito una y otra vez. Brad se levanta de su silla, se dirige al ventanal, y desde atrás del cortinado mantiene su atención hacia el exterior, más concretamente al edificio de enfrente.

Me distraigo observándolo, y cebando el mate me paso de agua y me lo vuelco en el vaquero gris clarito que llevo puesto.

“La reputa madre!” Vocifero en voz alta obteniendo la atención de Brad por un instante, mientras me dirijo a la cocina a limpiarme el pantalón.

“No cambiás más papá“ me dice socarronamente Lauri, mientras estallan en mil pedazos los vidrios de la puerta ventana del balcón. Atónito, observo como tres, cuatro o más orificios se forman bruscamente en la pared frente a mí. 

“¡Todos al suelo carajo!”, escucho a Brad gritar como un energúmeno.

“¡¿Qué mierda está pasando?!”, pregunta a los gritos mi hija mientras se deja caer de la silla tapándose los oídos con las manos.

“¡Manténganse abajo! ¡Nos apuntan con infrarrojo!”, refiere Brad desde el piso (recién ahora advierto que está en el piso) señalando los puntos rojos en la pared, en el techo, en las puertas laterales. De pronto vuelve el silencio, mientras los puntos se siguen moviendo en forma nerviosa, yendo y viniendo de un lado al otro de la habitación.

“¡La puerta ventana de tu cuarto, Turco!, siempre por el piso” me dice, dando el ejemplo arrastrándose hasta mi dormitorio.

“Tranquila Lauri. Nos arrastramos hasta mi cuarto, dale” y todos nos dirigimos hacia allí.

“¿Qué pasa, me pueden decir qué pasa?, vuelve a preguntar ahora sí con voz angustiada.

“El ERP nos tiene en la mira. Intentaremos salir por la puerta ventana de atrás. La UPP nos espera a dos cuadras de aquí” explica Brad guardándose el celular en su campera mientras con la otra destraba la Glock pronto para entrar en acción.

Llegando a mi dormitorio, siempre a nivel del suelo, estallan los marcos y la cerradura de la puerta entornada. Los puntitos rojos buscan afanosamente cuerpos que ametrallar. Agazapado contra la ventana, Brad empuja sigilosamente el postigón permitiendo la entrada de luz exterior. Con las dos manos sobre su pistola semiautomática examina atentamente abajo la calle. 

“Bajamos agarrándonos del caño de desagüe de los pluviales.”

“Ni mamada. ¡Es un suicidio!”

“Pues entonces será un asesinato acá arriba” le responde Brad mientras trepa al muro y comienza la bajada por el ducto. Se escuchan gritos tras la puerta de entrada a la casa. 

“¡Ahora Laura! ¡Dale!” le digo.

Laura trepa y se descuelga por el ducto. Echo una última mirada al frente mientras escucho el ruido ahora sí ensordecedor de una ráfaga de ametralladora. No lo pienso más y con el corazón en la boca comienzo el descenso desesperado. Alcanzo a ver los hombros de mi hija cuando comienzan los disparos de nuevo. La espalda de Laura se tiñe rápidamente con una mancha mientras me observa estupefacta cayendo al vacío.

“Lau! Lau! Lau…" Grito fuerte, bien fuerte, me oigo gritar angustiado, pero no logro completar su nombre.

Brad Pitt, ya en la calle, me grita “tirate Turco, ¡tirate!

“Laura! Laura! Lauriiiiii!

Y entonces, Laura me sacude una y otra vez. “Papá! Papá! ¡Despertate Viejo!

Abro los ojos agitado, en mi cama. La miro, la abrazo, la vuelvo a mirar.

“¿Estás bien? ¿Qué soñaste?”

“Que ni Brad Pitt te pudo salvar. Y todo por culpa de un maldito puchero”.

ERP: EJÉRCITO DE RESISTENCIA AL PUCHERO

UPP: UNIDAD DE PROTECCIÓN AL PUCHERO

Comentarios

Buenísimo!!!!!!!

Daniel

Excelente, atrapante

Anónimo