He aquí la columna permanente: La galanga es Salud
Es sabido que los médicos tienen (tenemos) un gran anecdotario de situaciones disparatadas, y que además tienen (tenemos) mucho tiempo para contarlas y aderezarlas.
Así pues es que, en un esfuerzo editorial impresionante, pretendemos seguir con esta saga médica pidiendo a todos los amigotes galenos que contribuyan a llenar la galanga.
Otra vez el negro Arruga se hace el memorioso.
Todas y cada una de estas anécdotas son absolutamente reales. Solo le hemos dado color y anonimato.
El Siete i
Era en la época que éramos estudiantes de Semiología (dícese del arte de descifrar los síntomas y signos del paciente), allá en el piso 8 del Clínicas. Nos habían mandado solitos a interrogar a un paisano de los pagos de Rocha, bien de tierra adentro. El compañero encargado del interrogatorio era también de Rocha. He aquí el diálogo que se entabló:
- Bueno Don, ¿y Ud. por qué está internado?
- Y yo dotorcito, estoy aquí gracias al Siete i.
- ¿Al Siete i dijo?
- Si mi hijito; me metieron un montón de caños y me salvé.
Alguno de nosotros imaginó algún novedoso enema y preguntó:
- ¿Le hicieron enemas entonces?
- No mi hijo, estuve internado en el piso 14, en el Siete i.
Ahí caímos en la cuenta: había estado en el CTI.
- ¡Ah Señor Ud estuvo ingresado en el CTI!
- Si mi hijo, ahí en el Siete i, CTI, o como se diga. Sí, con un montón de caños, sí; ahí me salvaron, en el Siete i.
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