Por Abelardo Abelenda
La rutina, las responsabilidades y las facturas a pagar se fagocitan
los restos que quedan del viaje y de aquel aventurero que hace unas
semanas se devoraba ciudades exóticas y culturas lejanas.
El turista
Pasando
en tránsito por Roma, tuve unas horas de espera y no perdí la
oportunidad de tomar el ómnibus turístico que recorre los lugares más
emblemáticos de la ciudad. Fue corto e intenso, lo disfruté mucho y
pagué con placer el montón de euros que me cobraron por dos horas de
historia viva.
El ciudadano
En
Montevideo tenemos un omnibus similar que los turistas utilizan para
recorrer el Mercado del Puerto, Centro, Prado, el Palacio Legislativo y
el estadio Centenario con su museo del fútbol. A este último nunca
entré, al Palacio de las Leyes tampoco. Voy dejando pasar semana tras
semana. Como tengo "todo el tiempo del mundo" y puedo ir en diez
minutos, no voy nunca. Mejor el próximo día del patrimonio. Así, ya dejé
pasar casi 2.500 semanas.
El viaje
¿Será posible vivir la vida cotidiana como si fuera un viaje, ser turista en la propia ciudad?
¿Será posible ir
todos los días al trabajo por un camino distinto, dejarse sorprender por
un nuevo árbol, una flor que apareció, un sonido, un nuevo punto de vista del
parque que ladeás todos los días o ese edificio famoso al que nunca
entraste?
El último tren
El último tren pasaba
el martes de madrugada
y yo la pasé durmiendo
y nadie me dijo nada.
Hace años leí una entrevista a Jaime Roos donde contaba el orígen de la canción Nadie me dijo nada. Fue
en un viaje que hizo por los andes, peregrinación a Machu Pichu por los
años '70. Habla de un amor, de un lugar que dejó pasar. En los viajes
estas situaciones son cotidianas y hay que decidir. El tren que no
tomás, la estación en la que no bajás, el amor que dejás pasar, lo ves
alejarse por la ventanilla y nunca más.
En
unas semanas van a demoler el Tren Fantasma del Parque Rodó, con la
araña peluda que acaricia tu cara, con el señor que te toca el hombro en
medio de la oscuridad y con la piedra que se te cae en la cabeza. Entre
los escombros quedarán las pesadillas que tuve de chico por culpa de
las tres calaveras que danzaban y crujían destartaladas en la vieja
fachada.
No se pierdan la oportunidad. Esta por pasar el último tren. Yo avisé.
Pronto será solo un cuento para hacer a los nietos en la noche de la nostalgia, como la Pista Veloz y el Ocho.
- La vuelta ha finalizado, retiren el pie del pedal.
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Si quiere ver el video clip de Jaime cantando "Nadie me dijo nada", oprima aquí:
http://www.youtube.com/watch?v=o7H3T8XBohc
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