Acá entonces otro relato futbolero más. Las identidades de los protagonistas se resguardan con anonimatos para salvaguardar la integridad del autor, que si se enteran lo matan.
No era solo frío
por Black River
Ciudad de Artigas
Partido de reserva divisional B,
cancha de Centenario “Parque Celio Palma”, a orillas del Rio Cuareim, mes de
agosto a las 9:00 horas, con una helada que todavía se mantenía firme a esa
hora.
Jugaban Nacional y el locatario
Centenario. Era la época que no existían los equipos deportivos de abrigo, era
short y camiseta y en aquellas latitudes siempre camisetas de manga corta para
amortiguar el verano.
En general, el escenario eran los
22 jugadores, los 3 jueces y los técnicos,
sus ayudantes, la pelota y la bruma de la helada que se iba levantando.
Pero Nacional siempre tenía un
jugador como suplente, que nunca fallaba. En general nunca
entraba, su chance de jugar era que faltara uno para completar el 11 titular.
entraba, su chance de jugar era que faltara uno para completar el 11 titular.
Ese día, a punto de empezar el
partido, Nacional no llegaba a los 11 titulares, entonces le dicen al jugador
número 12 que se equipe que va a jugar. Ello significó, pantalón corto y
camiseta manga corta; pero sobre la hora llega el titular y nuevamente al
banco, pero con la variante que esta vez está equipado.
Era un morenito, delgado, piernas
finas, que siguiendo la tradición de heredar apodos, le decían “ponta fina”
(punta fina) como su padre.
Resignado, se sienta, arrollado
sobre una piedra, de pantalón corto y camiseta manga
corta como suplente y único espectador aparte de técnicos y ayudantes. El frio
y la helada eran crudos.
De repente, “ponta fina” cae
hacia un lado como desmayado; corren los técnicos y ayudantes y ven que está
congelado de frío con los labios morados y ojos cerrados. Rápido diagnóstico,
se congeló y uno de los ayudantes grita: “…andá a la casa de Don Márquez y
pedile un café negro bien caliente para levantar a este gurí….”
Y en eso el “ponta” abre los ojos
y dice ”…y unas galletas también….”
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