Es la parte que le da la sal a la vida.
Justo cuando el médico nos pidió que empezáramos con el régimen hiposódico.
¡¡Nos mandaron al carajo!!
por Violetero
Es
feo que a uno le digan:
“¡te
podés ir al carajo!”
Es
muy ruin y suena bajo
¡qué
palabra más cochina!
Para
usar en la letrina
con
gente mal educada.
Pero
la gente “asentada”
jamás
la debe emplear,
pues
queda bastante mal;
y
sería una “cagada”.
Según
dice el diccionario,
“carajo”,
aunque suene raro,
es
“interjección de enfado”,
pero
eso es simple, precario.
Lo
realmente extraordinario
que
el “carajo” estaba alto
en
el mástil de los barcos
con
un vigía apostado
vichaba
pa´todos lados
e
indicaba el desembarco.
Al
que al “carajo” mandaban
por
orden del capitán,
era
al que hacía algo mal
y
entonces lo castigaban.
Allá
arriba se mareaba,
frío,
viento, niebla o sol
lo
dejaban aún peor.
Entonces
“ir al carajo”,
era
peor que estar abajo;
realmente
era “de terror”.
Al
que tengo bien presente
es
a Rodrigo de “Triana”;
de
vigía él empezaba
(después
lo hicieron aceite)
Que
resultaba un deleite
y
gracias a Manzanares
y
a todas sus sucursales
su
compra estaba prevista.
¡La
comida ya está lista
y
prontos los comensales!
¡Me
fui al carajo con ésto
del
aceite y la comida!
Se
va a entreverar la rima
y
no obtendremos repuestos.
Rodrigo
estaba molesto
con
esos colonialistas
chorros
y contrabandistas
que
al “carajo” lo mandaron,
cuando
gritó entusiasmado:
“¡¡¡¡¡muchachos….tierra
a las vista!!!!”
Y
aquel “carajo” asqueroso
con
forma bien de barril,
no
resultó tan pueril
y
al final se hizo famoso.
Y
entonces el “aceitoso”,
vigía
Rodrigo de Triana,
fue
que pasaba a la fama
y
se le rinde agasajo.
¡Lo
habían mandado al “carajo”!
que
era como estar en cana.
Hoy
al “carajo” mandamos
a
maestros, profesores,
curas,
chorros y pastores
a
súbditos y a sus amos,
hinchas
de fútbol, paisanos.
A
políticos se manda
y
mandamos gente en tanda:
policías,
delincuentes…
y
hay muchos que gritan fuerte:
¡AL
CARAJO “LA GALANGA”!
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